Cómo construir organizaciones elásticas: la clave para liderar en la era de la velocidad
Oct 23, 2025
Por Fabián Schwartz
Vivimos en un mundo donde la velocidad no es una ventaja: es la línea base. Las organizaciones que no aprenden a moverse rápido, adaptarse y tomar decisiones descentralizadas simplemente quedan atrás.
De eso trata el cuarto pilar de VELO5: la Organización Elástica — un modelo que redefine cómo deben estructurarse las empresas para prosperar en entornos de cambio acelerado.
De jerarquías rígidas a redes que se mueven como organismos vivos
Durante años, las empresas han sido diseñadas como máquinas jerárquicas: eficientes, predecibles, pero inflexibles. En la era industrial funcionaba. Hoy, es una receta para la obsolescencia.
El ejemplo más claro: Nokia. En 2007 dominaba el mercado de teléfonos móviles. Pero su estructura vertical y su lentitud para tomar decisiones la convirtieron en un gigante inmóvil frente a Apple, que con equipos pequeños y autónomos lanzó el iPhone y transformó toda una industria.
Las estructuras rígidas son como trenes: rápidas, pero solo en línea recta.
Las organizaciones elásticas son como lanchas: pequeñas, flexibles y capaces de cambiar de dirección en segundos.
El punto de partida: ver el trabajo real, no los reportes
Antes de rediseñar una organización, hay que entender cómo fluye realmente el trabajo. En VELO5 usamos el Gemba Walk, una práctica que viene del pensamiento Lean: ir al lugar donde ocurre la acción, observar y medir.
Dos métricas bastan para descubrir los cuellos de botella:
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Tiempo de proceso: lo que realmente se trabaja.
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Tiempo de ciclo: el tiempo total que pasa desde que empieza hasta que termina.
Eficiencia = Tiempo de proceso ÷ Tiempo de ciclo
Ejemplo: 8 horas de trabajo en un ciclo de 25 horas → 32% de eficiencia.
Este simple cálculo suele revelar la verdad incómoda: en la mayoría de empresas, menos de un tercio del tiempo se dedica a generar valor real. El resto se pierde en esperas, aprobaciones y burocracia.
Equipos pequeños, impacto gigante
Un caso que compartí en la masterclass ilustra el poder de la elasticidad: una empresa que reorganizó sus equipos en células pequeñas, multidisciplinarias y con autonomía para entregar de principio a fin.
El resultado: +600% en velocidad de entrega y una transformación completa en la moral del equipo — pasó de ser el peor evaluado a ser el mejor.
¿Por qué? Porque cuando un equipo puede tomar decisiones y ver el impacto directo de su trabajo, se apropia del resultado. La motivación y el rendimiento se disparan.
La matemática detrás del caos: encontrar el equilibrio
Una organización elástica no significa ausencia de estructura. Significa rediseñar la estructura para adaptarse al entorno.
A mayor número de personas, más canales de comunicación. La fórmula es n(n-1)/2.
Con 4 personas, hay 6 conexiones posibles. Con 6, ya son 15. Demasiada comunicación se vuelve ruido; muy poca genera desconexión.
El arte está en encontrar el punto óptimo: equipos pequeños que colaboran intensamente, conectados en red, no en pirámide.
De reglas a principios: la verdadera libertad responsable
El otro gran salto hacia la elasticidad ocurre cuando dejamos de gobernar con reglas y empezamos a hacerlo con principios.
Netflix lo entendió hace años: no hay políticas de vacaciones, viajes ni gastos. Solo una guía:
“Actúa en el mejor interés de la empresa”.
Parece arriesgado, pero es más efectivo. Las reglas intentan cubrir todos los casos posibles y terminan frenando la acción. Los principios empoderan el juicio y la responsabilidad individual.
“Las reglas son para quienes carecen de buen juicio”, me dijo una vez un cofundador de Netflix.
Y tenía razón.
Cierre
La Organización Elástica no es una moda. Es una respuesta inevitable al ritmo del mundo actual.
No se trata de más reuniones, ni de más herramientas, sino de crear estructuras que respiran, se adaptan y aprenden solas.
Y esa, en esencia, es la promesa de VELO5: transformar la velocidad en una ventaja sostenible.
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